domingo, 3 de mayo de 2009

EA VII: Indigno de todos los placeres

-¡Venga... sólo tú puedes despejar esta oscuridad!... Yo sólo puedo ser tu guía en este viaje...

Sentí su voz, de nuevo dentro de mí; me preguntaba como responderle, cuando el lider de aquellas bestias tronó los dedos y de la nada, salió un fuego que alumbró a todos a su alredededor. Mis captores dejaron sus guadañas en el piso, al rededor de mí y se arrodillaron formando un semicírculo al rededor de mí, a la espectativa de lo que había salido de la colosal grieta.

Aquellas creaturas no sólo tenían jirones de piel quemada en todo su rostro, sino que también tenían rasgos bestiales fuertemente marcados, como de chacal; orejas puntiagudas y raídas, llenas de perforaciones. Gruñían cada vez que exhalaban con ese fétido aliento... siempre a la espectativa, siempre escrutando sus presas, como aguardando al momento en que murieran para aprovechar su carroña...

Sin embargo, lo más horripilante fue la bestia que salió de la tierra; era desquiciantemente asquerosa en todo sentido. De unos 10 metros de altura; una masa biológica que parecía más un fractal de tentáculos y ojos. Amenazante como pocas cosas en la vida. El retumbar de la tierra continuaba a la vez que la cosa "respiraba" y jadeaba trabajosamente a través de unos agujeros enormes en medio de su "cara", por los que ocacionalmente escurría algo de baba.

Mis captores se pusieron de rodillas, con visible pánico, susurrando cánticos profanos. No entendía nada de su lenguaje arcano, pero se notaba bastante angustia en sus gruñidos a penas articulados y repetitivos.

De pronto, desplegó cinco de sus temibles tentáculos y enrolló a cada uno de los hombres-chacal. Los levantó un rato en el aire, mientras jadeaba más rápido. Justo en medio de su ser abrió unas enormes fauces, devorando a cada uno de ellos. Era horrible; dos pares de mandíbulas enteramente llenas de filosísimos y finos dientes se encargaban de desmembrar uno por uno a aquellos seres, ante los ojos horrorizados de sus sucesores. Desafortunado el último, quien debió precenciar la muerte de sus congéneres...

Yo seguía encadenado en el suelo, contemplando atónito el espectáculo. ¿Cómo era posible que devorara a sus propios sirvientes?... ¿Esa cosa tendría raciocinio o sería una bestia en toda la extensión de la palabra?... Todo esto me parecía tan extraño que estuve al borde del llanto.

Entonces, la bestia rugió de nuevo. Pensé que me devoraría a mí también. Sin embargo, comenzó a gruñir en el mismo tono en el que lo habían hecho sus presas.

-¿Qué...? ¡No entiendo nada!- Grité desesperado.

La creatura desplegó dos tentáculos más, que empezaron a palparme... era una sensación bizcosa y horrenda, se sentía como la baba de un caracol y olía como pescado pasado. Definitivamente pensé que era el fin.

Las guadañas... pensé... si tan sólo pudiera zafarme podría intentar defenderme de esa cosa al menos. Si... eso era. Comencé a luchar por escapar de ellas cuando un tentáculo se metió en mi oído izquierdo y el otro me cubrió los ojos.

Al principio fue asqueroso. No podía dejar de pensar en la sensación y el olor; pero pronto me dejé seducir por el mensaje. Quizás percibió que no captaba lo que me intentaba comunicar "verbalmente" e intentaba hacerlo de otro modo. Pude sentir que intentaba contarme una historia tan remotamente antigua que el ser humano no podría ni siquiera imaginar.

Por mi mente pasaron galaxias que aparecían y se colapsaban en lo que parecían milésimas de segundo. Entonces, se enfocó en una galaxia en concreto: probablemente de millones de años luz de extensión, de forma muy peculiar, parecida a una espiral ascendente. Luego se adentró más y ahora se centraba en un planeta, muy parecido a la Tierra actual; con el mismo color, la misma atmósfera, pero de alguna forma muy diferente. Luego se centró en un sitio de ese planeta, una península para ser concretos. Fue decendiendo hasta que llegué a visualizar una población.

Sus habitantes no eran otros que la misma raza de hombres-chacal que habían sido devorados ante mis ojos. Sin embargo, ninguno de ellos tenía quemaduras; eran como de dos metros y medio de alto, de porte orgulloso y rasgos estilizados. Los machos vestían túnicas de varios colores y las hembras complejos vestidos adornados ricamente con pedrería jamás vista.
Parecían una sociedad bastante compleja, aunque carente de tecnología como la conocemos. Quizás con a penas algunos siglos de antigüedad.

Dando un vistazo al interior de uno de sus complejos arquitectónicos, pude observar que se servían ricos manjares desconocidos para los ojos humanos en fastuosa abundancia. Mesas llenas de comida con varios de estos seres sentados a su alrededor. Dí otro vistazo al complejo de a lado y era una escena muy similar, como en todos los que alcancé a ver. Cuando de pronto lo que pareció una lluvia de cometas cayó al rededor de la próspera villa.

Afortunadamente y por azares del destino ninguna edificación pareció dañada en el lugar. Muchos curiosos corrieron a ver los cráteres y se toparon con misteriosas esferas de cristal con alguna suerte de lava de colores en su interior. La lava cambiaba de color caprichosamente, lo cual despertó el interés de muchos a aquellos objetos.

De pronto, el tiempo avanzó rápidamente, como si hubiera sido absorbido por un túnel y cuando salí de él pude observar la misma villa, pero ahora en ruinas, como si hubiera sido un pueblo fantasma. Incluso dentro de una residencia contemplé uno de esos banquetes, olvidado hacía mucho tiempo, en pleno estado de putrefacción.

Así que la visión me transportó a la plaza principal de aquella villa, de donde provenía el retumbar de unos tambores y unos cánticos repetitivos y enajenantes. En el centro, como en una columna pude observar las mismas esferas, como puestas en un altar, siendo adoradas por la multitud. A momentos escupían lava que caía hacia la multitud dejando muertos y heridos. Los muertos eran absorbidos por la muchedumbre que se peleaba por los restos carbonizados, mientras los demás continuaban con la misma danza macabra que los había visto hacer cuando se manifestaron la primera vez. Al menos ahora sabía el origen de aquél culto de seres grotescamente desfigurados por la lava...

Sentí horor, pero no pude evitar hacerle una pregunta a aquél ser hecho de tentáculos y múltiples ojos.

-¿Pero y esa historia?... ¿Qué conclusión debo sacar de ella?

A lo que la bestia respondió con algunos rugidos ininteligibles que ella me hizo favor de traducir.

-Ellos tienen mucho que ver contigo... alguien -los seres de lava atrapados en aquellas esferas- algún día les dijo... "ustedes son indignos de todos los placeres"... y ellos cometieron el error de creerlo y sumergirse en tremenda locura...

Sentí que los tentáculos me soltaban, volví a estar en el suelo, frente a aquél misterioso fuego, exhausto. Luego los párpados me pesaron demasiado para mantenerlos abiertos. Así que los cerré...